Es nuevo para mi


De pronto, llega un momento en que tu vida cambia y ves las cosas con otra perspectiva, como que no te las tomas tan a pecho, por ejemplo, el otro día fui al centro de la ciudad y entré a un negocio a recoger un paquete que me había llegado, sin tardar en la gestión ni cinco minutos.

Cuando salí, un policía de tránsito estaba rellenando una boleta por estacionamiento en lugar prohibido. Rápidamente me acerqué a él y le dije: ¡Oiga hombre, no he tardado ni cinco minutos...! Dios le recompensaría si hiciera un pequeño gesto para con los jubilados.

Me ignoró olímpicamente y continuó llenando la boleta. La verdad es que me pasé un poco y le dije que no tenía vergüenza.

Me miró fríamente y empezó a llenar otra boleta de infracción alegando que, además, el vehículo no traía no sé qué calcomanía. Entonces levanté la voz para decirle que me había percatado de que yo estaba tratando con un pendejo, que cómo le habían dejado entrar en el tránsito.

El acabó con la segunda infracción, la puso debajo del limpiaparabrisas y empezó con una tercera. No me achiqué y estuve así durante unos 20 minutos llamándole de todo, desde pendejo hasta h.p.

El, a cada insulto respondía con una nueva infracción. Con cada infracción que llenaba, se le dibujaba un sonrisa que reflejaba la satisfacción de la venganza.

Después de la enésima infracción le dije: Lo tengo que dejar, porque ... ¡Ahí viene mi bus!

Desde mi jubilación, ensayo cada día cómo divertirme un poco. En fin, es importante hacer algo a mi edad, para no aburrirme.

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