Un salteñero, famoso por las salteñas que prepara y vende, se está muriendo en el hospital y reúne a su familia para repartir su herencia.
Dirigiéndose a su hijo mayor dice: A ti, por ser el mayor, te dejo las casas de la Zona Norte.
Y continua...
A mi Hija, todos los apartamentos del condominio cerrado de Aranjuez.
A mi Hijo menor, le dejo las oficinas del Centro.
A mi Querida Esposa, los edificios de Miraflores.
Una enfermera impresionada, le dice a la esposa del salteñero: ¡Qué barbaro, señora! su esposo debe ser muy rico, les deja muchas propiedades...
Y la esposa le responde: ¡Qué rico, ni que ocho cuartos... lo que este huevón nos está dejando:
¡Son las rutas para repartir las SALTEÑAS!