Transcurridos algunos días, el camello cae muerto en la arena.
Después de mirar la situación, el cura se da cuenta de que ninguno de los dos sobrevivirá y le dice a la monja:
- Nunca le he visto los senos a una monja... y ahora no creo que tenga importancia. ¿Me enseñas tus senos?
- ¿Puedo tocarlos?
- Padre, nunca le he visto el "ese" a un hombre. ¿Me puede enseñar el de usted?"
- ¿Puedo tocarlo?"...
Entonces le dice el cura a la monja:
- ¿Sabías que si meto mi "este" en el lugar indicado... ¿Puede dar vida?
- ¿Es eso verdad, padre? Responde, asombrada, la monja.
- ¡Siiii! Contesta, entusiasmado, el cura.
- Entonces... ¿POR QUÉ NO SE LO METE AL CAMELLO Y NOS LARGAMOS DE AQUÍ?
Para los mal pensados... ¡10 padrenuestros de penitencia!