El ginecólogo termina de revisar a la paciente y le dice:
- Bien señora, me complace decirle que está todo muy bien, puede vestirse, la espero en el escritorio y conversamos.
Al minuto ella se asoma y le dice:
- Doctor... ¿Y mi bombacha?
- ¿Qué... ?
- No está, si no aparece, voy a tener que llamar a mi abogado.
Incómodo, el doctor le responde:
- Señora, por favor, yo no toqué su bombacha, es más, ni la vi. Usted se desvistió en el reservado de la camilla y cuando me avisó que estaba lista para ser examinada, recién entré. Además no creo que sea un caso de llamar a un abogado. Por favor, búsquela bien, allí debe estar.
- Pues no está acá. ¡Lo voy a llamar!
El médico muy preocupado, dado los múltiples casos de denuncias por mala praxis que están recibiendo y otros asuntos provenientes de pacientes histéricos, no la puede tranquilizar y ve, muy asustado, como la mujer toma el celular y llama:
- Hola.... ¿Por favor señorita, me comunica con el doctor Albernaz? De parte de la señora de Gómez... gracias.
Pocos segundos después:
- Hola... ¿Doctor Albernaz...? Perdoname Panchito ... Fijate, por favor, si se quedó mi bombacha en tu escritorio...
Moraleja:
¡NUNCA, HAY QUE APRESURARSE A TOMAR MEDIDAS NI SACAR CONCLUSIONES!