La mamá, que era muy piadosa, le dice: "Espera hasta que recemos para comenzar a comer".
"No, no tengo necesidad", dice la nena. "¡Claro, que sí!" insiste la madre. "Nosotros, en nuestra casa, siempre decimos una oración antes de comer".
"Eso es en nuestra casa, mamá, pero ésta es la casa de la abuelita y ella cocina muy bien".
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El domingo siguiente, la piadosa señora invita a varios amigos a cenar en su casa. Sentados ya en la mesa, le pide a Danielita que rece ella la oración.
"Pero, yo no sé qué decir...", dice la niña. Sólo di lo que le oyes decir a tu mami, responde la madre sonriente.
La niñita inclina la cabeza, y ora:
"¡Ay, Dios mío! ¿Por qué rayos invité a toda esta gente a comer?".